Archivos para 20 mayo 2011

La población indígena mexicana

Una primera aproximación al conocimiento del problema de la población indígena mexicana tendría que ser de carácter cuantitativo. Sector mayoritario durante varios siglos, los indígenas han venido convirtiéndose a lo largo del tiempo en una reducida minoría que a comienzos del siglo veintiuno ronda los trece millones de habitantes. Así, de un inicial casi ciento por ciento a lo largo del siglo dieciséis, ahora, a comienzos de la nueva centuria, frisa sólo el once por ciento.

Vista la cuestión en cifras absolutas, el asunto es un tanto engañoso. Hace un siglo, en los inicios de la revolución mexicana, los indígenas eran la mitad de la población, es decir, algo así como siete millones. De modo que a lo largo de una centuria han duplicado su número. Pero en ese mismo lapso la población total de México se ha septuplicado. Dicho de otro modo, el innegable incremento de la población indígena es muy pequeño, lo que refiere y refuerza más bien la idea de decrecimiento.

Se trata en general de un crecimiento-decrecimiento por razones un tanto distantes de las clásicas que son natalidad y mortalidad. Es cierto que tanto natalidad como mortalidad son un poco mayores entre los indígenas que entre la población general. Pero, como en cualquiera otra sociedad, la relación natalidad moderada con mortalidad baja genera un incremento de la población. Esto explicaría el crecimiento de la población indígena.

Pero la población indígena tiende hoy a decrecer por la variable demográfica migración, la que durante siglos no fue considerable. Es a partir de la mitad del siglo veinte que México conoce un enorme crecimiento de la migración indígena. Primero internamente del campo a la ciudad, y más tarde, alrededor de los años noventa del siglo pasado, una migración internacional, sobre todo a los campos y ciudades de EU.

Este fenómeno migratorio influye de manera determinante en el comportamiento de los indígenas. Alejados de sus comunidades originales se apartan igualmente de sus antiguos patrones culturales, económicos, sociales y demográficos. Y si bien ese fenómeno migratorio origina inicialmente una “indigenización” de las ciudades, a la larga produce un mestizaje mayor y más heterogéneo. Algunos autores e instituciones especializadas afirman que entre el 35 y el 50 por ciento de la población indígena total habita ya en las ciudades.

Por ello, son dos en general los factores que inciden y que incidirán seguramente más en lo futuro sobre la dinámica (crecimiento-decrecimiento) de la población indígena. Uno es el factor demográfico. Alejados de sus patrones reproductivos originales y en contacto con los de tipo occidental, la natalidad indígena parece condenada a la baja continua y significativa.

El segundo factor es de carácter lingüístico. Insertos los padres crecientemente en sociedades de otra lengua, los indígenas poco a poco dejan de transmitir a su prole la lengua original. Esto explica que sea menor el número de personas hablantes de una lengua indígena que el de aquellos que no hablándola, se consideran a sí mismo indígenas. De este modo, si el elemento decisivo para calcular la cifra de indígenas es el habla de una lengua autóctona, puede decirse que el total de indígenas no es de 13 millones,  como se consignó líneas arriba, sino sólo de alrededor de ocho millones.

Igualmente alejados de las actividades campesinas, los indígenas mantienen presencia creciente en la industria y, sobre todo, en el sector de los servicios. Ese alejamiento constante y creciente de sus comunidades y hasta de su país parece ser el factor decisivo de una lenta pero inexorable disminución de la población indígena mexicana.

www.miguelangelferrer-mentor.com.mx

www.economiaypoliticahoy.wordpress.com

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